Del aeródromo de las playas
Los primeros vuelos
Los habitantes de Medellín no fueron ajenos a la fascinación que el acto de volar despertó en el ser humano desde siempre. Si en Europa y Norteamérica el esfuerzo de los pioneros de la aviación por desafiar la ley de la gravedad mediante aparatos voladores terminó en muchos huesos rotos y fierros retorcidos, también aquí aportamos nuestra pequeña y trágica cuota.
En el sector de la vital plaza de mercado de Guayaquil, el 30 de noviembre de 1923 una muchedumbre heterogénea, contemplan absortos el intento de un hombre por elevarse hacia los cielos en un rudimentario globo de lona, el cual pereció. Se llamaba Manuel Salvador Acosta. Cariñosamente lo apodaban Salvita.
Pero no fue necesario esperar hasta el 5 de julio de 1932, cuando don Gonzalo Mejía se bajó del Marichú en la pista de Las Playas para ver sobrevolar sobre este valle de sorpresas el primer avión. Por lo menos en dos oportunidades, tal cosa ya había ocurrido.
Siete años después, el 6 de septiembre de 1920, el piloto Francisco González, realizó vuelos sobre Medellín en un biplano de ruedas.
Las luchas por los aeropuertos de Medellín
Don Gonzalo Mejía era un atento observador de los desarrollos del mundo de la aviación comercial, dominada en Colombia desde 1920 por Scadta y a nivel continental por Pan American, compañía fundada en 1927 por Juan Trippe.
Quien desease viajar por vía aérea desde Medellín a cualquier parte del mundo, estaba obligado a desplazarse primero por el ferrocarril hasta Puerto Berrío, desde donde debía tomar un vuelo de la Scadta hasta Barranquilla, y desde allí hacia otros destinos del exterior.
Fue entonces cuando don Gonzalo concibió el proyecto de conectar a través de vuelos directos sobre las selvas el potencial flujo de viajeros del sur del continente con Colombia, específicamente con Medellín.
La ciudad que tantos esfuerzos tuvo que desplegar durante más de doscientos años para romper el aislamiento en que su medio geográfico natural la había confinado, tendría ahora una magnífica oportunidad para integrarse al mundo mediante la tecnología de transporte que se generalizaba incesante en el planeta entero.
Inmediatamente se dio a la tarea de vender la idea. La expuso ante Mr. Keys, acaudalado hombre de negocios aportar el capital necesario para comprar los aviones.